Navegando por la red me encontré con la pequeña fabula que os traigo hoy. Muchas veces esperamos que todo sea como nosotros queremos o que los otros sean como deseamos. Quizás nos es mas fácil lidiar con aquello que nos gusta que con aquello con lo que, digamos, nos gusta menos. Las personas somos distintas porque partimos de caminos diferentes por eso es muy difícil encontrar esa perfección que, quizás, algunas personas buscan. A todos nos hieren y todos herimos y la aceptación de ambos tipos de heridas es el principio de la verdadera relación humana. Espero que os guste.
Durante la Edad de Hielo, muchos animales murieron a causa del frío.
Los puercoespín dándose cuenta de la situación, decidieron unirse en grupos. De esa manera se abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, los que justo ofrecían más calor. Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelados.
Así que tuvieron que hacer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra. Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con una persona muy cercana puede ocasionar, ya que lo más importante es el calor del otro.
De esa forma pudieron sobrevivir.
Moraleja: La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas, sino aquella en la que cada individuo admira las cualidades de los demás y aprende también a vivir con sus defectos.