Voy a empezar planteándoos unas preguntas para ver que os respondéis:
Estas preguntas están extraídas del test de Steimberg. Este test, junto con otros, nos permite evaluar rasgos disociativos.
No son preguntas simplemente de Si o NO sino que deben contextualizarse y graduarse su frecuencia y ser corregidas y analizadas por psicólogos expertos en disociación. Las traigo aquí como una pequeña guía para orientarnos sobre a que me refiero con rasgos disociativos.
La disociación implica una desconexión entre la mente de una persona y la realidad del momento presente. Algo importante que debemos destacar, es que esta desconexión puede darse tanto hacia afuera como hacia dentro. Mas fácil aún, podemos desconectarnos de lo que esta sucediendo fuera de nosotr@s, pero también de nuestra propia actividad mental (pensamientos, emociones, sensaciones).
Nuestro sistema lleva a cabo este proceso cuando se esta enfrentando a acontecimientos altamente traumáticos y que no esta siendo posible para nosotr@s gestionarlos. Cuando nos enfrentamos ante situaciones demoledoras emocionalmente caemos en un proceso de indefensión junto con una respuesta emocional tan negativa que no podemos enfrentarla.
Nos disociamos como sistema de protección para nuestra mente. Esto en un principio puede ser algo positivo, pero el problema surgirá mas adelante puesto que mientras estamos disociados no podemos integrar y gestionar nada de lo que sucede. Esto implica que nos quedará materia sin gestionar la cual, posteriormente ira saliendo durante nuestra vida.
A veces puede haber pequeños momentos disociativos sin ningún tipo de problema (por ejemplo, no enterarme de una película porque estaba en babia) pero cuando se dan a menudo y ante acontecimientos intensos nuestro sistema puede terminar adquiriendo esta forma de protección como una norma y no como un recurso momentáneo. Esto hará que dejemos de integrar muchas cosas esenciales para nosotr@s e iremos acumulando emociones, pensamientos y sensaciones dañinos muchas veces sin ni tan si quiera saber de dónde vienen.
Como creo que la forma más fácil de entender esto no siendo psicólogo es con ejemplos que os ayuden a identificaros voy a poneros tres que abarcan diferentes cosas:
Lo que en un principio se puede ver como positivo, posteriormente no lo será. A la persona le costará mucho recordar lo que ha sucedido porque habrá estado desconectada de la situación. Además, al no haber podido integrar lo sucedido muy probablemente esas emociones, sentimientos y pensamientos que se dieron durante la violación queden “sueltos” por el aire sin haberse podido trabajar e integrar e irán apareciendo ante distintos disparadores sin ningún tipo de control.
Una conocida mía experimentó un día tal crisis que empezó a gritar: ¡quítamelo de encima! Temblaba, le castañeaban los dientes y no paraba de gritar. Trataron de hablar con ella, pero simplemente ella no estaba aquí con nosotr@s. Acudí yo y pude observar como esa chica estaba experimentando ante mis ojos algo que le había sucedido en el pasado. Como pude, logré traerla al presente. Al día siguiente no recordaba lo que pasó y estaba totalmente normal.
En este caso hablé con ella (os recuerdo que no era una paciente) y pudo contarme la violación que había sufrido años atrás. ¿Por qué de repente empezó a revivirla? Porque intentó mantener relaciones con un amigo mío y eso le disparó directamente aquella situación que no integró en su día y que tenía, por tanto, muchísima emoción y trauma. Al no estar integrada como un recuerdo (duro, pero recuerdo al fin y al cabo), todas esas emociones y sensaciones que estaban “en el aire” volvieron a ella de una manera totalmente desbordante.
Trabajando elementos disociativos con ella pudieron salir recuerdos desconectados de las palizas con el cinturón y las veces que había sido arrastrada por el pelo por su padre. Unos no los recordaba y otros eran narrados como si le hubiese pasado a otra persona.
Ahí actuó su sistema de protección. Sin embargo, era una de las bases de porque temía tantísimo hoy en día a los hombres. Muchas terapias había pasado donde, habiéndose quedado en su supuesta maravillosa infancia, no habían llegado al verdadero origen de todo.
Tenía un paciente que, aunque se declaraba heterosexual, comunicaba que a veces viendo a según que chicos se excitaba. No entendía porque y veía esto como altamente incomprensible ya que según su religión no podía ser bueno. Según íbamos trabajando sus elementos disociativos fueron apareciendo recuerdos de contactos homosexuales placenteros que ni tan siquiera recordaba. Fuimos indagando y recordó también un momento donde su familia censuró con el destierro a un miembro homosexual de su congregación.
Fue ahí donde “decidió” esconder esta parte tanto que se olvidó que existía. Sin embargo, pequeñas cosas, como he comentado antes, la iban activando. En su día, disociarse de esa parte de él fue un factor de protección. Hoy en día era un infierno porque se negaba a sí mismo una parte de él (como si negásemos que nuestro brazo izquierdo existe). Reestructuradas las sensaciones, sentimientos y pensamientos hemos logrado que esa parte salga y que ya no sea vista con temor. Aun nos queda trabajo, pero ya no tiene que negarse así mismo y la sensación de tener un yo escondido ha sido eliminada.
Para este artículo lo que busco simplemente es acercaros de una manera fácil al concepto disociación. Lo que quiero es que tanto conociendo ahora un poco lo que es la disociación junto a los ejemplos que os he puesto podáis dejar de sentiros rar@s (algo que me dicen muchísimo los pacientes con rasgos disociativos) y quizás poder sentiros identificados con lo que escribo dándole normalidad a lo que os sucede.
A mi centro llega mucha gente desesperada que ha pasado por multitud de terapias donde, aunque adquieren herramientas, no terminan de entender que sucede ni logran solucionarlo. No es fácil ver la disociación ni tampoco trabajarla por eso los terapeutas de EMDR siempre pedimos que os pongáis en muy buenas manos con este tema ya que implica una alta especialización.
Antes de trabajar con esta terapia se me escapó un paciente disociativo, que un año después de estar en terapia volvió. Al principio no entendía bien su vuelta pues habíamos trabajado mucho y bien, pero afortunadamente yo ya había empezado a formarme en disociación. Pude ver lo que en su momento no vi y fue solo cuando trabajamos de manera intensa cuando, por fin, logró reconectar consigo mismo y empezar a ser su verdadero YO.
Por esto te pido que te observes. Préstate atención y plantéate lo que a continuación te indico:
Si se dan varias de las cosas que os he puesto, muy probablemente sería bueno que buscaseis terapia especializada.
No es un trabajo de pocas sesiones. Es un trabajo intenso y continuo de autoconocimiento. Con mucho trabajo por parte tanto del terapeuta como de vosotr@ mism@s pero sin duda y como persona que en su día tuvo rasgos disociativos, merece la pena.
Busca profesionales de la rama que sea pero que estén altamente formados en disociación. Es una formación difícil así que es poco común que todo el mundo la tenga. Infórmate bien.
En este artículo he querido acercaros de una forma sencilla y clara a lo que es la disociación, pero lo cierto es que hay mucho más. En próximos artículos os explicaré más concienzudamente los diferentes tipos de disociación que pueden darse.
Si aun no estas convencid@ o incluso no terminas bien de encajar todo lo que te explico te recomiendo la lectura del libro de “No soy yo” de Anabel González.
Este libro se lo mando a muchos pacientes porque ayuda mucho a trabajar en terapia. La autora es una psiquiatra experta en EMDR y disociación. Persona con la que much@s de nosotr@s nos hemos formado.
Creo que puede ser un recurso bastante interesante para ir observando si os sentís identificad@s con lo que os he explicado e incluso con muchas otras cosas mas. Como un paciente me dijo un día emocionado por que por fin leía algo que tenia que ver con él: «¡este libro soy yo!». Yo le contesté: «ese libro somos much@s».
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