¿Alguna vez habéis tenido una sensación tan perenne, incomoda pero difícil de nombrar que os hace sentir como un agujero dentro de vosotr@s?
En terapia es tremendamente común escuchar a los pacientes decir que se sienten vacíos o que hay un vacío en su interior, pero les cuesta saber qué es lo que está sucediendo, por qué se ha producido y sobre todo, se equivocan en las estrategias para «llenarlo» (comida, drogas, autolesiones…)
La definición usual de vacío es: ausencia total de materia en un determinado espacio o lugar. Pero, ¿nos vale esta definición para el vacío emocional?
Algunas de las definiciones que me dan mis pacientes en terapia son:
- «Siento que tengo un agujero dentro que me es imposible llenar con nada».
- «Tengo la sensación de no ser nada, de no existir».
- «Siento como si estuviera en un precipicio que me lleva a una oscuridad de la que no puedo salir».
Casi todos suelen coincidir en lo que les produce dicha sensación de vacío:
- Desolación.
- Desconexión de la vida.
- Anulación de un@ mism@.
- Algo que nunca se va, que siempre permanece hagan lo que hagan.
- Algo que les paraliza.
- Imposible de calmar o llenar con nada.
- Miedo.
- Impotencia.
Son sensaciones tremendamente duras y complicadas de gestionar. Para aquellas personas que no han tenido esa sensación puede ser hasta difícil de entender pero si tu, que estas leyendo este articulo, notas que te resuena es porque lo has sentido o quizás, sigues sintiéndolo en estos momentos.
Probablemente has intentado «llenarlo» de cualquier manera:
- Comiendo para intentar tener al menos la sensación física de «lleno»
- Consumiendo drogas para quizás intentar llenarlo de felicidad o de olvido.
- Cambiando de pareja continuamente intentando dar con esa «media naranja» que te haga sentir plenamente feliz.
Y muy probablemente esa sensación no solo continua sino que incluso a veces aumenta. Es lógico, si no sabes realmente que necesitas es muy difícil dártelo a ti mism@. Conocer que hay detrás de esa sensación tan incomoda es muy importante, ¿es sencillo? claramente no. Nos enfrentamos en principio a la «nada» ¿Qué se hace con la «nada»? pero ¿y si siguiendo un camino distinto podemos ir observando que hay detrás de ese «vacío» de esa «nada»? ¿para que nos esta sirviendo? ¿Qué nos esta diciendo?.
Si tratamos de ver por que existe esa sensación, que función esta cumpliendo podremos poco a poco desenmascarar aquello que lo ocasiono. Para ello es esencial ponerse en manos de especialistas. Algo que lleva acompañándonos tanto tiempo tiene una razón y debemos estar con un profesional adecuado que no solo nos ayude a conocer el origen sino que sea lo que sea que haya nos ayude a gestionarlo, trabajarlo y sanarlo.
Recuerda; Todo existe por algo, incluso, la sensación de vacío.