El riesgo de enfrentarse a desafíos vale la pena

Muchas cosas que escribo o que traigo aquí las elijo por circunstancias que suceden en mis sesiones. Esta semana me he encontrado con algo similar en varias personas y he querido traer esta pequeña historia para tratar de contarlo.

 Dos árboles

Una vez, un niño de nueve años que era muy listo para su edad, fue a visitar a su abuelo como hacía cada fin de semana. Esta vez tenía una idea muy interesante en la mente, se había propuesto triunfar en la vida y pensaba hacer todo lo que fuera necesario para lograr ese objetivo.

Su abuelo había sido una persona de éxito por lo que le formuló la siguiente pregunta: Yo, cuando crezca, voy a tener mucho éxito. Abuelo, ¿Puedes darme algún consejo sobre cómo alcanzarlo?

El abuelo asintió, pero no dijo ni una palabra. Cogió al niño de la mano y fueron a un vivero donde compraba regularmente las plantas. Le dijo que escogiera dos árboles.

Se los llevaron a la casa y se dispusieron a plantarlos en un lugar adecuado. Uno de ellos lo pusieron en el jardín, el otro, en cambio, lo plantaron en una pequeña olla en el interior.

Entonces el abuelo le preguntó a su nieto: ¿Cuál de los dos árboles piensas que va a tener más éxito en el futuro?

Al niño le encantaba este tipo de acertijos, así que se tomó unos minutos para pensarlo y dijo: El árbol de la olla. La razón es que aquí dentro se encuentra protegido y seguro. El de fuera tiene que enfrentarse a elementos externos que pueden dificultar que crezca.

El abuelo se encogió de hombros y dijo: ya veremos.

El tiempo pasó y el abuelo se encargó de cuidar las dos plantas por igual. Un día, el niño ya convertido en adolescente volvió a visitar a su abuelo.

-En realidad nunca contestaste a mi pregunta- le dijo– ¿Cómo puedo tener éxito cuando sea mayor?

El anciano llevo a su nieto a ver los dos árboles, luego le dijo: ¿Cuál es el mayor?

-Pero no tiene sentido-, dijo el adolescente. – Es más grande el de fuera… pero tendría que haber crecido más el de dentro ya que ha tenido menos dificultades para hacerlo.

Sí, pero el riesgo de enfrentarse a desafíos vale la pena- Dijo el abuelo sonriendo. –Si eliges la opción segura nunca vas a crecer. En cambio, los peligros y desafíos hacen que tu único límite pueda ser el cielo.

Conclusiones:

  • Si elegimos quedarnos en nuestra, digamos, zona de confort, donde no tengamos que esforzarnos ni atrevernos en nada es decisión de cada uno. Por otro lado, solo podremos descubrir cosas nuevas enfrentándonos a lo que la vida nos vaya trayendo. Solo sabremos lo que es amar enfrentándonos al amor, solo conoceremos la felicidad sabiendo lo que es la tristeza. La única manera de superar el miedo es enfrentarnos a los que nos asusta. Si nos enfrentamos a algo podremos superarlo sino siempre sentiremos miedo.
  • Las dificultades nos permiten desarrollar una serie de recursos que nos irán ayudando a lo largo de la vida. Si nunca me enfrento a nada no podre desarrollar esos recursos y aunque, claro está, si nunca nos sucede nada no tendremos que utilizarlos es bastante difícil que jamás suceda nada. Ir creando estos recursos, poco a poco, con pequeños retos puede sernos tremendamente útil y satisfactorio para nuestra vida.

 

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