«Nada en su vida salió según lo planeado. A los 50 años, cansada de luchar sola contra los fantasmas de su pasado, Elena busca la ayuda de una psicoterapeuta, quien le da la tarea de recopilar todos sus recuerdos más felices en un cuaderno. En Por fin me vio seguimos a Elena intentando poner en orden los acontecimientos de su vida, y por fin descubrir que, a veces, es necesario cambiar la perspectiva para vislumbrar el diseño que se esconde en el caos y finalmente conocerse a sí misma»
Esta es la sinopsis del libro «Y por fin me vio», escrito por una de mis pacientes más queridas y que momentos más enternecedores me regaló en su dia durante las sesiones.
He tenido el honor de escribir el prólogo de su libro. No soy escritora, tan solo una psicóloga más, como las muchas que existen, que aman su trabajo y cuya mayor felicidad es ver la evolución de sus pacientes. Quiero poneros un extracto con el que quizás algunas personas pueden sentirse identificadas:
«A veces nos suceden cosas dolorosas e incluso terribles pero nuestro sistema decide que para que podamos sobrevivir debemos, simplemente apartarlas de nuestra mente. Las colocamos en algún hueco de nuestra cabeza y aunque sabemos lo que nos sucede decidimos no hacerle demasiado caso y simplemente continuar. Supervivencia, se llama»
«Dependiendo del sustrato que tenga la tierra, una planta crecerá más o menos sana y fuerte o enferma y quebradiza. Con los cuidados necesarios, incluso las tierras menos fértiles se pueden recuperar dando lugar a hermosas plantas llenas de vida y fortaleza» (esta metáfora la utilizo mucho en terapia para explicar como se puede evolucionar con trabajo, esfuerzo y cariño).
Cuando Sara entró en mi despacho venia de parte de otra persona que ya había estado conmigo. Educada, amable, encantadora. Detrás de cuantas caras aparentemente «felices» se esconden grandes problemas y situaciones tremendamente dolorosas.
Una mujer extremadamente dañada, pero a la vez con unas ganas inmensas de reconstruirse y poder comenzar a vivir. Una persona con una fuerza increíble que decidió que ya era suficiente y que se merecía la oportunidad de sanar.
Recogimos la historia clínica, analice lo que le sucedía, de donde venia y me encargué en primera instancia de que se sintiese tranquila, recogida y segura.
La tarea que ella cuenta en su libro «recopilar los recuerdos positivos de su vida» la utilizo como preámbulo o parte de la terapia EMDR que es la que suelo utilizar en mis sesiones.
A través de esta terapia podemos acceder a los acontecimientos traumáticos que han podido ocasionar lo que la persona padece. Acceder a ellos ni si quiera implica que sea necesario que se nos cuenten detalladamente, de hecho, a veces yo trabajo «ciega» es decir, sin que la persona tenga que contarme con detalles exactos aquello que sucedió.
Lo que nos interesa a los psicólogos es llegar a esos momentos y reprocesarlos, es decir, darles un significado distinto y poder integrarlos en el sistema de una forma sana y sin dolor (si queréis conocer más sobre este tipo de terapia os invito a leer los artículos: «¿Que es la terapia EMDR?» «Doce cosas básicas de la terapia EMDR«)
Las terapias requieren del tiempo necesario y suficiente para que la persona pueda recibir el trabajo de una forma útil y minimizando lo más posible el dolor que le pueda causar (no buscamos volver a experimentar dolor, sino sanar la herida que ya de por si duele). Muchas veces las personas quieren resultados instantáneos y eso es algo imposible. Dañar más a la persona no está dentro de nuestro trabajo. Por ello, nosotros vamos trabajando en función de lo que la persona va tolerando, logrando de este modo que por fin nuestros pacientes experimenten lo que es ir a su ritmo, respetando sus tiempos y atendiendo sus necesidades reales.
A su vez, es tremendamente indispensable el trabajo de los pacientes fuera de sesión. Realizar las tareas que proponemos acorta tiempos y, sobre todo, aumenta exponencialmente la sanación de las heridas.
Sara es un ejemplo de persona implicada totalmente en su sanación y recuperación.
«Y por fin me vió. Y por fin supo por quién luchar, por quien vivir, a quien tenía que hacer feliz» (Extracto extraído del libro “Y por fin me vió” de Sara Ramos)
¿A quién se refiere Sara? podrás saberlo leyendo este maravilloso libro con el cual, creo, muchas personas van a sentirse identificadas.
A veces sentimos como si cargásemos un gran peso. En ocasiones sabemos a qué se debe, otras veces tan solo tenemos la sensación de que “algo hay” por ahí pero no sabemos que es.
Si imaginamos ese peso como unas pesadas piedras atadas a nuestro cuerpo, veremos lo difícil que es caminar con ellas. Cuando soltamos esas piedras que nos atan al pasado, al dolor o al sufrimiento la sensación que se experimenta es de libertad. Siendo libres de nuestras pesadas cargas podemos comenzar nuestro vuelo hacia la construcción de la vida que merecemos y queremos vivir.
Así hizo Sara. Tras su trabajo y su reconstrucción pudo, por fin, volar.
Si quieres adquirir el libro de Sara Ramos, solo tienes que pinchar en el siguiente enlace: «Y por fin me vió»
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