Existen muchas técnicas de relajación. En general a cada persona le viene bien una o incluso varias. A continuación voy a hablar de una de las más sencillas y que suele funcionarle a bastantes personas. No te preocupes si al principio no notas demasiado efecto, como todo, hay que ir practicando. Recuerda hacer este ejercicio con tranquilidad y sin forzarte.
Cuando estamos aprendiendo a realizar la respiración diafragmática es útil acostarse boca arriba cómodamente, y más adelante practicarla sentados, de pie, caminando… con la práctica la podrás incorporar a tu vida cotidiana. Para empezar,
- Posa tus manos en el abdomen.
- Antes de empezar expulsa a fondo el aire de tus pulmones varias veces, puedes hacer algunos suspiros o exhalar por la boca. El objetivo es vaciar bien los pulmones de aire residual, lo cual automáticamente provocará la necesidad de inspirar más profundamente.
- Una vez provocado este impulso de respiración profunda, inicia la respiración diafragmática dirigiendo el aire al inspirar “hacia tu abdomen” como si quisieras empujar hacia arriba tas manos que están sobre él.
- Retén unos instantes el aire en tus pulmones, brevemente, sin que haya presión.
- Cuando sientas la necesidad de expulsar el aire, hazlo relajando tu vientre (este se “desinflará” y las manos bajarán con él).
- Quédate un instante con los pulmones vacíos, sintiendo cómo te vas relajando, y en cuanto sientas nuevamente el impulso de inspirar, hazlo profunda y lentamente volviendo a llenar tus pulmones mientras tu abdomen sube.
- Practica la respiración diafragmática durante el tiempo que quieras. Puedes usarla para relajarte antes de dormir o previo a un examen o situación que te genere estrés.
Y recuerda no forzar, sino no alcanzarás la relajación profunda que da la correcta respiración diafragmática