Como padres la mayor alegría y preocupación siempre serán los hijos, detectar que hay ciertas situaciones donde estos están sufriendo o lidiando con ciertas dificultades nunca será tarea fácil y cada etapa de la vida de los niños viene marcada por una serie de retos.
En las edades más infantiles pueden surgir:
Saber que se cuenta con la ayuda y el apoyo de profesionales que pueden facilitar pautas y explicaciones a aquello que más nos preocupa siempre supone un gran alivio y consuelo
Desde Psicología CGM tenemos en cuenta una visión sistémica y contextual del trabajo infantil, donde resulta fundamental la implicación de las figuras de apego principales que, junto con el terapeuta, formarán un equipo cuyo objetivo primordial será el conseguir el bienestar del niño, asegurando así el de la familia.
Debido a esto, para llevar a cabo una adecuada atención tendremos sesiones tanto con los peques como con sus figuras de apego. De esta manera podremos también observar las dificultades de los adultos en relación con los niños y podremos indicarles las pautas que deben seguir para que el trabajo sea aun mas eficaz.
Aun navegando la infancia con aparente facilidad, la etapa que más comúnmente estresa a los padres es la adolescencia. Esta suele venir acompañada de diversos cambios que pueden resultar en cierta medida abrumadores, tanto para padres como para los propios adolescentes:
El trabajo del profesional aquí es orientar y asesorar tanto al adolescente como a sus padres con el objetivo de un bienestar común, donde el riesgo a desarrollar trastornos o problemas de salud mental disminuya.
Muchas veces esto comienza con el establecimiento de objetivos realistas y ajuste de expectativas con respecto a la terapia y la implicación de los miembros. Habrá ocasiones donde nos encontraremos con cierta resistencia y no se pueda implicar al menor directamente, sino que será a través de las figuras de apego con las se empezará a mover el motor que facilite el movimiento hacia un cambio.
Sin embargo, en otras ocasiones el adolescente si se mostrará implicado en la terapia, sentirá que es escuchado y contenido por el terapeuta, confiará en él para guiarle al mismo tiempo que se establecerán ciertas pautas con los padres para guiarles en este proceso
Al igual que con la terapia con peques, aunque quizás con menos necesidad y por tanto frecuencia se tendrán sesiones con las figuras de apego para fomentar el trabajo en equipo e indicar las pautas necesarias para la armonía familiar.
Tanto para trabajar con niños como con adolescentes la exploración de todos sus contextos, así como la implicación de su entorno más cercano resulta fundamental. Si bien la cercanía o grado de esta implicación está pautado por la edad, resulta importante pensar en este proceso como un trabajo en equipo, donde nosotros como profesionales de la salud mental y vosotros como profesionales de vuestra historia remamos hacia la misma dirección: el bienestar de todos.
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